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La práctica física regular incrementa la habilidad de un adulto mayor
en sus quehaceres diarios, reduce los riesgos de enfermedades crónicas
específicas, incluyendo las enfermedades coronarias y baja la tasa de
mortalidad. Los sistemas más susceptibles al cambio con el
ejercicio son:
- El cardiovascular (modulador de la variabilidad de la frecuencia cardiaca con ejercicio aeróbico).
- El respiratorio
- El inmunológico.
Además se ven beneficiados:
- La masa metabólica activa
- Los huesos
- Los músculo
- Los riñones y los receptores sensoriales.
El ejercicio logra ayudar en el tratamiento y la prevención de la osteoporosis. Se puede mejorar significativamente la calidad de vida de un adulto mayor, dándole mayor flexibilidad, fuerza y volumen
muscular, movilidad y mayor capacidad funcional aeróbica.
También se ha encontrado que el ejercicio es benéfico para la salud
mental. El ejercicio mejora la auto-estima, el
autocontrol, el funcionamiento autónomo, los hábitos de sueño, las
funciones intelectuales y las relaciones sociales.
El
ejercicio es un antidepresivo, un antiestrés y mejora los estados de
ánimos de las personas que participan en un programa de entrenamiento o actividad física regular.